jueves, 12 de diciembre de 2013

Esclavitud de las niñas en casa

Día 365+275
Comentando lo que me despierta la lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.





Hace algunos años era común ver familias muy numerosas, integradas por papá, mamá y de cuatro hasta doce hijos; en estas familias el padre es el que salía a trabajar, en la mayoría de los casos, pero si por desgracia la madre se quedaba viuda, ella era la que asumía el trabajo. No en todos los casos era así porque había madres que obligaban a los hijos mayores a jugar el rol del papá, así que ellos eran los que tenían que salir a trabajar. A las hijas mayores también se les daba un cargo de responsabilidad con los hermanos menores, ella tenía que cuidarlos en todos los aspectos mientras la mamá lo hacía con otros. Pero en muchas ocasiones las hijas tenían que hacer mucho más de lo que podían o era apto para su edad.



“[…] La niña sobrecargada de funciones puede ser prematuramente esclava, estar condenada a una existencia sin alegría.  […]” (p.224)



No exageramos cuando decimos que una hija que tiene exceso de trabajo, para su edad, está siendo esclavizada. Por eso ahora a los niñ@s en la escuela se les enseña cuáles son sus derechos y deberes, para que se tenga una mejor infancia; y aunque los tiempos han cambiado, y casi ya ninguna pareja tiene más de tres hijos, aun hay casos en donde se les explota a los hijos de una u otra forma. Por lo anterior es importante informarnos de cuáles son las actividades aptas para su edad y el grado de responsabilidad, para no caer en fomentar la ociosidad  ni la esclavitud, y así hacer valer sus derechos y enseñarle sus obligaciones. [1]



















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