martes, 26 de noviembre de 2013

¿Hombres contra Mujeres? ¿mujeres contra hombres?

Día 365+259
Comentando lo que me despierta la lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.





¿Por qué actualmente en las relaciones de pareja hay tantas discusiones, problemas y divorcios? ¿Tendrá que ver que las mujeres ya no se dejan mandar como antes por el marido? Vivimos las mexicanas aún entre un mundo machista que poco a poco, generacionalmente, ha ido cambiando el juego de roles que era tan dominante, prohibitivo y excluyente para los hombres en la antigüedad. Ahora, muchas mujeres no siguen los mandatos, ya no están con los ojos vendados, primero por el padre y luego por el marido, y desde hace algunos años ya no se maneja el tan conocido nombre de una mujer seguido por el “de” para enseguida poner el apellido del marido (por ejemplo: Rosa María Hernández de Pérez) que denotaba pertenecía al esposo.



“[…] El hombre deseaba dar, y he aquí que la mujer toma. Ya no se trata de jugar, sino de defenderse. Desde el momento en que la mujer es libre, no tiene otro destino que aquel que libremente se crea. La relación entre los dos sexos es entonces una relación de lucha. Convertida para el hombre es una semejante, aparece entonces tan temible como cuando era frente a él la Naturaleza extraña.  La hembra nutrida, abnegada, paciente, se torna bestia ávida y devoradora.  […] (p.196)




En el momento en que las mujeres adquieren su autonomía moral y económica, salen del papel de sumisión y ya no son un ser pasivo que podía ser tratado como un objeto más, sino que adquieren compromisos y derechos que antes eran exclusivos de los hombres. Pero todo esto conlleva una lucha de personas, que se ha querido manejar como guerra de sexos, una lucha de poderes, porque la mujer puede y si quiere ser tratada como igual, ya no permitiendo que la dominen como lo hacían antes y esto por supuesto que a llevado a conflictos.


Creo que aquí lo importante es el no engancharnos con la idea de que por ser sexos distintos tenemos una lucha natural que tenemos que ganar, sino que ante todo somos seres humanos, que compartimos este mundo llamado Tierra, y que somos complemento uno para el otro, reforzando lazos de respeto-amor, y no de odio-rencor. [1]



















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