Día 365+206
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Recuerdo que hace algunos años, hace pocos, en una clase que tuve en la
escuela nos pasaron un documental, del canal 22 México (que me encantaría saber
cómo se llama y tenerlo en mi poder) donde se le preguntaba a un grupo
determinado de hombres, de todas la edad, que era y significaba para ellos La
mujer. Todos comenzaron a decir que era la parte más bella del mundo, la
ternura y alabanza total, una diosa, una mártir… pero a medida que iba pasando
la entrevista se podía ver como aquellos hombres iban cambiando de opinión,
hasta que resultaba que aquella bella flor pasaba a ser una bruja malévola, mal
intencionada e interesada. ¿Cómo es posible que se pueda pensar de las mujeres
dos cosas tan opuestas, al mismo tiempo?
“[…] Venerada y
temida por su fecundidad, siendo otra
que el hombre y participando del inquietante carácter de lo otro, la mujer tenía en cierto modo al
hombre bajo su obediencia desde el momento mismo en que dependía de él […]” (p.
78)
Mucho de lo que antes mencioné tiene que ver con esta
parte que nadie nos podemos explicar, lo natural, lo místico y misterioso. Como
bien dice la cita, la fecundidad es uno de estos casos, en donde la ciencia
misma tampoco ha podido determinar a cien cierta como es que se da la descarga
eléctrica que activa el corazón del feto.
Hay cosas a las que no tenemos acceso a sus misterios y
que por tal motivo somos ajenos, no podemos, por más que queramos, dominarlo. Y
uno de estos misterios es mucho de lo que le pasa al cuerpo de la mujer en el
embarazo y creo que de aquí es donde podemos explicarnos esta manera de pensar
de los hombres frente a las mujeres; y claro que esto también se aplica al
contrario: las mujeres frente a los hombre. No queremos reconocer que no todo
lo podemos dominar, y es más fácil dar características mágicas (que somos
brujas). ¿Qué opinas?[1]
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