lunes, 7 de octubre de 2013

En un sistema machista el papá no comparte lo que es de él

Día 365+208
Comentando lo que me despierta la lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.







Por suerte ya no es común, como en algún tiempo, donde los hombres, en relación a los bienes que adquirían durante el matrimonio, eran puestos todo a sus nombres, y como la mujer era sumisa y se dedicaba sólo al hogar, no eran en realidad dueñas de nada; cuando el esposo moría, y si había hijos varones, ellos eran los que pasaban a disponer de los bienes materiales, en muchas ocasiones la madre no era considerada más que para firmar. Y si nos vamos a las cuestiones de educación con los hijos las cosas no variaba mucho, ellas eran sólo las que los parían, los lactaban, limpiaban y alimentaban pero cuando había que tomar alguna decisión importante el padre es el que tenía la última palabra.



“[…] De modo que el hombre no aceptara compartir con la mujer sus bienes ni sus hijos.[…]” (p. 80)



En una sociedad machista esta es la regla para todo matrimonio, pero por suerte, esto ya no es siempre así. Aún así no podemos negar que esto es algo que se vive y que hace que las mujeres estén sumergidas en una plano inferior en la escala familiar, son ignoradas y humilladas. Con el paso de los años, cuando ya son ancianas regularmente, no creen ellas o sienten que tengan una vida propia, sino desean con todo su corazón morir, ya no le encuentran sentido a vivir, ya que nunca tuvieron un rumbo propio sino una vida para los otros, olvidándose de ellas mismas.[1]

















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