martes, 17 de septiembre de 2013

Somos seres sexuados, nos guste o no ¿por qué?

Día 365+188
Comentando lo que me despierta la lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.






Nuestra existencia está enmarcada  primeramente por el hecho de respirar y de estar ocupando un espacio en la Tierra; dentro de esta existencia pertenecemos a una especie, a un género, una cultura y a una familia en especial. Seguramente esto te sonará a la definición que hice en mi anterior entrada sobre la sexualidad ¿verdad? Todo esto puede parecernos exagerado, pero en realidad es así. En primera instancia nos distinguen los médicos, dentro de nuestra propia especie, en ser femenino o masculino; posteriormente, en el ámbito social,  ya se hacen las distinciones entre el rol mujer y hombre. Pero ¿qué es lo que demarca esta distinción?



“[…] El existente es un cuerpo sexuado; en sus relaciones con los otros existentes, que también son cuerpos sexuados, la sexualidad, por consiguiente, está siempre comprometida […]” (p. 49)



No cabe duda de que somos seres sexuados, o sea que tenemos un sexo (macho u hombre) y esto es algo que compartimos con la mayoría  de los demás seres existentes dentro de la Naturaleza (en especial con los animales y plantas). ¿Pero qué significa ser seres sexuados?  Esto no sólo se limita a pensar si tenemos pene o vagina, sino a la relación con otros, ya sean de nuestro mismo sexo o diferente; no podemos negar que la sexualidad es algo que toca todos los puntos de nuestra vida, porque no es necesario tener una relación sexo genitales para entablar una relación sexual, es más, podríamos decir que todas nuestras relaciones son sexuales porque tratamos con otros seres que son a su vez sexuados. [1]









No hay comentarios:

Publicar un comentario