Día 365+190
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Cuando hablamos de la libido ¿a qué nos referimos? Es “es
un término que se usa en medicina y psicoanálisis de manera general para
denominar al deseo sexual de una persona.[…]”[1]
Cuando nos referimos a lo sexual en este caso sí debemos pensar en el coito
mismo. Pero ¿cómo vive cada persona la libido? y ¿esto cómo afecta en la
relación con lo demás?
“[…] Amasar la
tierra, abrir un agujero son actividades tan originales como el abrazo y el
coito: se engaña quien vea en ellas solamente símbolos sexuales; el agujero, lo
viscoso, la muesca, la dureza, la integridad, son realidades primaria; el
interés del hombre por ellas no está dictado por la libido, sino más bien es la
libido la que será coloreada por la manera en que ellas se les ha descubierto.
[…]” (p. 50)
Cuando leí esta cita, pensé en especial en los hombres,
porque cuando oímos que tuvo encuentro amoroso con varias chicas y se les
pregunta el por qué de este actuar, muchos suelen contestar “a quién le dan pan
que lloré”; pienso que su justificación es que la libido los domina y que todo
lo que hacen, es a partir y pensando en ello.
Lo que Simone nos dice es que esto no debería ser visto
así, porque la libido no es lo que le da sentido a todo con lo que nos
relacionamos, sino el todo es lo que le da sentido a la libido. Según como nos relacionemos
con lo demás, se reflejará en la libido. Yo quiero pensar que esto es así. ¿Y
tú? [2]
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