Día 365+172
Comentando lo que me despierta la
lectura de:
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
De Beauvoir, Simone: El Segundo Sexo. México,
Random House Mondadori (Debolsillo), 2013.
Actualmente los
roles de familia están cambiando, por lo menos en México, Distrito
Federal; no quiere decir que antes no se hiciera, sino que este cambio ha sido
lento y pausado. Los usos y costumbres, junto con la ideología, llega a ser tan
grande y absorbente para los integrantes de una sociedad, que cambios pequeños
y grandes se hacen imposibles en la medida que nadie toma el riesgo de
hacerlos, pensando que no es lo correcto, lo moral, o que es malo. Pero por suerte,
aunque no como yo quisiera, ya son más las mujeres que no se sienten
obligadas a realizar actividades que se
pensaban sólo para ellas, y hombres que no tiene tampoco problemas de este
tipo.
“[…] En el
siglo XIX […] una de las consecuencias de la Revolución Industrial fue la
participación de la mujer en el trabajo productivo […] la burguesía se aferra a
la vieja moral, que ve en la solidez de la familia la garantía de la propiedad
privada, y reclama a la mujer en el hogar tanto más ásperamente cuanto su
emancipación se vuelve una verdadera amenaza […]" (p. 25)
Si
pensamos en los casos, que aún existen, donde una mujer es sometida a su hogar
(cosa muy diferente que se decida por convicción) para tenerla dominada,
podemos imaginarnos que nunca se le “permitirá” trabajar. Y lo pongo entre
comillas porque esta sería una decisión que nadie más tendría que tomar, más
que ella misma; en una sociedad machista, muchos hombres siguen pensando que
las mujeres nacieron y sólo sirven para hacer cosas del hogar. ¿Tú qué opinas
al respecto? [1]
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