Día 365+113
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Muñoz Molina, Antonio: El dueño del Secreto. España,
Espasa Calpe, 1999.
Muñoz Molina, Antonio: El dueño del Secreto. España,
Espasa Calpe, 1999.
Hablar de ecología es hablar del cuidado del agua, como de muchas
otras cosas, y en estos tiempo aún más. Si vives en una zona donde la escasez de
la misma es palpable, me darás la razón. Pero esto también tiene mucho que ver con
la posición económica, porque no es lo mismo habitar en una casa que no cuanta
con cisterna que una en donde no; o vivir en el campo donde en ocasiones no hay
sistemas para trasladar el agua a todas la zonas, que en una ciudad donde tiene
todas las facilidades para su llegada, aunque esto no quiere decir que en
verdad llegue. Valla, ya sea un caso u otro no podemos negar que el agua sí se
está acabando.
“[…] que consideraba ese gasto diario tan inexplicable como el
capricho de pagarme una ducha en la pensión dos veces por semana, y no una cada
quince días, que era su norma higiénica. […]” (p.10)
Es curioso que en México de nuestro tiempo, a diferencia de este
personaje que vive en España de los 60´s –y tal vez en la actualidad es algunos
otros lugares- hagamos mal uso del agua, en especial al bañarnos, aunque sí me
parece un poco exagerado que sea cada quince días también. Sé de personas que
no pueden dejar de bañarse diario, y que estos son de una duración mayor a una
hora. Yo creo que el problema no es el baño, sino la duración y la frecuencia
en que se hacen. Yo confieso que no lo hago diario, sino cada tercer día. ¿Y
tú? [1]
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