Día 365+124
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Muñoz Molina, Antonio: El dueño del Secreto. España,
Espasa Calpe, 1999.
Muñoz Molina, Antonio: El dueño del Secreto. España,
Espasa Calpe, 1999.
Que
afortunados son aquellos que aseguran saber, desde una edad muy temprana en
muchas ocasiones, lo que desean estudiar o el oficio que desean desempeñar,
porque no muchos poseen esa claridad psicológica y emocional al respecto.
Habremos quienes necesitamos más tiempo, experiencia o derrotas para saber si
en lo que estamos es lo que realmente
nos gusta, o quieren de plano nunca lo encuentran, o que sentimos la necesidad
de hacer varias cosas.
“[…] yo quería ser un periodista, que me parece algo
inmediato y tan urgente como ser un atracador o un bombero, y la excitación que
notaba hojeando un periódico, tocando el papel y olfateando su tinta, o sentado
delante de mi máquina y escribir haciendo como que tenía que redactar en diez
minutos una noticia de última hora […]" (p. 28)
¿Será
verdad esto que se dice, entre la gente, que uno nace con un don para algo en
especial? O ¿será que en realidad todo esto de la vocación es una elección y no
algo que tenga una explicación mística? Yo
por ahora confieso, como ya empieza a ser costumbre en este blog, que aún no
defino mi vocación, ¿y tú?[1]
No hay comentarios:
Publicar un comentario