jueves, 30 de mayo de 2013

Experiencias infantiles que dejan huella


Día 365+78
Comentando lo que me despierta la lectura de:
Funke, Cornelia: Las gallinas Locas. El secreto de la felicidad. (Traducción del Alemán: María Alonso) Barcelona, Ediciones B, 2006.



Hay muchas cosas que vivimos cuando somos niños, que van desde momentos alegres como tristes, pero algunos se nos quedan más grabados de que otros,  como tatuajes internos que difícilmente los podemos borrar, olvidar o modificar. Si pensamos en momento que nos hacen daño, y nos seguirán causando, es casi seguro que se volverán complejos a tal punto que se nos volverá un trauma o fobia.


 “- Frida miró temerosa hacia la puerta. Cuando tenía cinco años un perro le había mordido la mano y, desde entonces, la verdad es que los perros no le hacían ninguna gracia. […]” (pp.214-215)



Yo creo que fui afortunada al tener la oportunidad de ver y atacar mis fobias y temores de mi niñez, aunque no todas estén superadas al cien por ciento, pero ya con el sólo hecho de intentar eliminarlas es algo digno de contar. Ahora que hay personas que por lo mismo, como en el caso de la cita, nunca lo intentan y están eternamente sufriendo las consecuencias. [1]












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