domingo, 13 de enero de 2013

Yo tampoco se nadar


Día 306
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Sheldon, Sidney: Si hubiera un mañana,
Buenos Aires, Émece editores (La nación), 2009.



Bailar, hacer bicicleta, etc.  Son actividades que sí se hacer, sé que no todos 
logran hacerlo, y no es que sean fundamentales para la vida, pero sí dan un toque especial en momentos que bien pueden ser importantes; imaginemos una noche de graduación, el bailar puede llenar ese momento de coquetería y encanto con el novio, y que tal divertirse con un pase en bicicleta por las calles de la ciudad –como ahora se promueve mucho en México- para relajarse.


“[…] Llegó hasta el parapeto que bordeaba el lago y se subió. Vio a Amy debatirse en el agua para mantenerse a flote. Sin dudarlo un instante, se arrojó a sacarla. Pero al caer en el agua, súbitamente recordó: ¡Santo cielo! No sé nadar…” (p.103)


Ahora, que si de nadar se trata, me considero prácticamente ignorante. No quiere decir que nunca lo haya hecho o intentado, pero no soy, ni por mucho, experta. Pero mi lectura me puso a pensar, ¿sí una persona estuviera a punto de ahogarse y la única persona que estuviera cerca fuera yo, intentaría salvarla? Honestamente no sé si fuera capaz de arriesgarme, sabiendo que no sé nadar, pero si se tratara de un niño, como le pasa al personaje principal de la novela, lo intentaría, trataría de confiar en mí y seguramente me arrojaría al agua. ¿Tú qué harías? [1]









[1] La imagen fue tomada de http://www.abc.es/blogs/cine/public/post/me-empeno-en-nadar-en-un-prado-5521.asp

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