sábado, 30 de junio de 2012

Inicio de Farabeuf

Día 109

Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Elizondo, Salvador: Farabeuf. México,
FCE, Colección Popular (Séptima edición), 2009.


Ahora empiezo con este pequeño libro que me lo recomendó, hace ya algunos años, Norberto Alfaro. En sus primeras páginas uno puede notar un estilo complicado, no claro en su narrativa, pero lleno de suspenso y emoción. Cada uno de los detalles que se van narrando, hacen que uno pueda imaginar cada cosa, cada instante, cada expresión. Farabeuf es un médico, con una gran reputación en su ámbito. 


Empieza diciendo “¿RECUERDAS…? […]” (p. 11) y nos hace recordar cada cosa, cada detalle, porque al pedirle a uno de los personajes, también nos exige a nosotros como lector, que recuerde lo que va describiendo, aromas, sonidos, imágenes:


 “[…] El ruido que hacían las tres monedas al caer sobre la mesilla lo hace suponer. Pero el otro ruido, el ruido quizá de pasos que se arrastran o de un objeto que se desliza encima de otro produciendo un sonido como el de pasos que se arrastran, escuchados a través de un muro, bien puede llevarnos a suponer que se trata del deslizamiento de la tablilla indicadora sobre otra tabla más grande, surcada de letras y de números: la ouija. […] que en cada extremo de la tabla tiene grabada una palabra significativa: la palabra SÍ del lado derecho y la palabra NO del lado izquierdo. ¿No alude este hecho a la dualidad antagónica del mundo […] (pp.11-12)


Si alguna ves has jugado con la ouija, estoy segura que de inmediato vendrá a tu mente el sonido de la tabla pequeña, casi siempre en forma triangular, que está encima del la otra tabla más grande, en donde se encuentran las letras, número y el sí y no que se menciona.


Qué gran misterio de la adivinación, siempre usada, en todos los tiempo, para saber qué es lo que nos depara el futuro. Pero por ahora sólo quiero decir que es un gran placer, comenzar un libro que apela a nuestros recuerdos, nuestras vivencias y experiencias. Ojalá pudieras leerlo a la par que yo.  [1]









[1] La ilustración mostrada fue tomada de http://www.taringa.net/posts/imagenes/11631942/De-lo-erotico-a-lo-XXX.html

viernes, 29 de junio de 2012

Fin de Las Buenas Conciencias


 Día 108
Comentando lo que me despierta la lectura de:
 Fuentes, Carlos: Las buenas conciencias. México,
Planeta DeAngostini (Colección Carlos Fuentes), 2002.


Con esta entrada termino el libro de un gran escritor recién fallecido, Carlos Fuentes. ¿Que si lo recomiendo? Por supuesto, más en estos tiempos en donde los valores morales se están perdiendo, donde las tradiciones familiares son poco claras y el futuro de un joven, de los jóvenes, está por develarse; no sólo vemos el retrato de Guanajuato, de su gente y época en los años 20´s y 30´s, sino que nos deja una gran reflexión sobre nosotros, nuestro presente y futuro. No puedo dejar de preguntarme: ¿Quién soy? ¿Qué quiero para mí? 
 
 
 “<<No he tenido el valor. No he podido ser lo que quería. No he podido ser un cristiano. No puedo quedarme solo con mi fracaso; no lo aguantaría; tengo que apoyarme en algo. No tengo más apoyo que esto: mis tíos, la vida que me prepararon, la vida que heredé de todos mis antepasados. Me someto al orden, para no caer en la desesperación. Perdón, Ezequiel; perdón, Adelina; perdón, Juan Manuel.>>” (p. 238)


Aunque suene desgarrador, tenemos que pensar en el momento en que tengamos que hacer un acto de conciencia, ¿queremos sentirnos fracasado, acabados, derrotados como nuestro personaje anterior, por no ser lo que queríamos ser? O ¿aceptar nuestro presente y situación, con dignidad y valor aunque no sea exactamente lo deseado en nuestra juventud? La adolescencia nos hace creer que todo está a nuestro alcance, y tal vez no deja de ser verdad, tenemos todo a nuestro alcance, aunque no sea lo que los demás, la familia, espere de nosotros. [1]








[1] La ilustración mostrada fue tomada de http://bienvenidoacarolandia.blogspot.mx/